Solamente de ella se supo cuanto lo había amado a él, pero de él no se sabrá nada. Prometió que volvería y no fue así. El sufrimiento de la chica del vídeo de Maná ha sido grande, ha dejado su juventud, el pueblo estaba convencido de su locura y ella envejeció esperándolo con sus fotos y pensando que un día habrían solemnizado su boda. Se confió incluso en la Virgen de Guadalupe, echando en el mar un cerco de flores para celebrar su futuro regreso. ¡Pobre! ¡Quién sabe en que pensaba! Si él había muerto o había sido un gran bribón pícaro.
Un buen día, de repente como por encanto, la mujer recupero la cordura y se dio cuenta de la locura que le había destruido la vida ¿Cómo había podido dedicar su vida entera al amor por un hombre que nunca regresaba? ¡Qué tontería! ¡Qué imbecilidad! Se miro en el agua del mar y se vio vieja con arrugas y ojeras, con el pelo encanecido y se puso a llorar. Lloró tanto que el mar creció de cinco centímetros. Después de llorar por dos días, vencida por el cansancio, se durmió tendida en el muelle de San Blas. Al despertarse, el amanecer estaba precioso, muy diferente de los amaneceres que sus ojos habían visto en el curso de los años. Había una atmósfera nueva. Ella sentía una sensación nunca advertida antes, una sensación de renovación, como si volviese a nacer. Oyó una voz que le decía: “Mírate, mírate en el agua” Ella tenia miedo de mirarse, se había visto tan fea la última vez. Pero la voz seguía diciendo: “¡Mírate!" "No tengas miedo”. Al fin se decidió y se miró en el espejo del mar. No lo podía creer, su cara estaba joven y bonita, lisa y sin arrugas
Diez años han pasado desde la salida del barco hacia alta mar. La mujer ya no pasa todo el día en el muelle. No ha olvidado el juramento hecho a su novio, pero quiere vivir. Ahora presta obra de asistencia voluntaria en el hospital de la ciudad. Un día pescando en el parque con otras auxiliares sanitarias, su atención cae en un hombre con una espesa barba negra que esta descansando en la sombra de un roble. Pregunta si saben quién es. Le dicen que es un paciente trasladado de un hospital extranjero, un hombre que ha sido salvado de un naufragio herido en la cabeza y por eso había perdido la memoria y la capacidad de hablar. Sin embargo poco tiempo atrás había balbuceado una palabra que repetía todos los días y resultaba ser el nombre de un pueblo en México. Lo han trasladado aquí para que en un lugar familiar pueda volver a evocar su pasado. La mujer muy emocionada se acerca al hombre y le llama por el nombre de su novio, primero dulcemente y después repitiéndolo muchas veces. El hombre la mira a ella sin expresión, la ve vestida de blanco como el día de su salida y poco a poco en sus ojos se enciende una luz nueva. Por entre sus labios logra pasar el nombre de su novia. Los dos se abrazan deshaciéndose en lágrimas. Leena
Solamente de ella se supo cuanto lo había amado a él, pero de él no se sabrá nada. Prometió que volvería y no fue así. El sufrimiento de la chica del vídeo de Maná ha sido grande, ha dejado su juventud, el pueblo estaba convencido de su locura y ella envejeció esperándolo con sus fotos y pensando que un día habrían solemnizado su boda. Se confió incluso en la Virgen de Guadalupe, echando en el mar un cerco de flores para celebrar su futuro regreso. ¡Pobre! ¡Quién sabe en que pensaba! Si él había muerto o había sido un gran bribón pícaro.
ResponderEliminarMaría Tarquinia
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ResponderEliminarUn buen día, de repente como por encanto, la mujer recupero la cordura y se dio cuenta de la locura que le había destruido la vida ¿Cómo había podido dedicar su vida entera al amor por un hombre que nunca regresaba? ¡Qué tontería! ¡Qué imbecilidad! Se miro en el agua del mar y se vio vieja con arrugas y ojeras, con el pelo encanecido y se puso a llorar. Lloró tanto que el mar creció de cinco centímetros. Después de llorar por dos días, vencida por el cansancio, se durmió tendida en el muelle de San Blas. Al despertarse, el amanecer estaba precioso, muy diferente de los amaneceres que sus ojos habían visto en el curso de los años. Había una atmósfera nueva. Ella sentía una sensación nunca advertida antes, una sensación de renovación, como si volviese a nacer.
ResponderEliminarOyó una voz que le decía: “Mírate, mírate en el agua” Ella tenia miedo de mirarse, se había visto tan fea la última vez. Pero la voz seguía diciendo: “¡Mírate!" "No tengas miedo”.
Al fin se decidió y se miró en el espejo del mar. No lo podía creer, su cara estaba joven y bonita, lisa y sin arrugas
En el muelle de San Blas
ResponderEliminarDiez años han pasado desde la salida del barco hacia alta mar. La mujer ya no pasa todo el día en el muelle. No ha olvidado el juramento hecho a su novio, pero quiere vivir. Ahora presta obra de asistencia voluntaria en el hospital de la ciudad. Un día pescando en el parque con otras auxiliares sanitarias, su atención cae en un hombre con una espesa barba negra que esta descansando en la sombra de un roble. Pregunta si saben quién es. Le dicen que es un paciente trasladado de un hospital extranjero, un hombre que ha sido salvado de un naufragio herido en la cabeza y por eso había perdido la memoria y la capacidad de hablar.
Sin embargo poco tiempo atrás había balbuceado una palabra que repetía todos los días y resultaba ser el nombre de un pueblo en México.
Lo han trasladado aquí para que en un lugar familiar pueda volver a evocar su pasado. La mujer muy emocionada se acerca al hombre y le llama por el nombre de su novio, primero dulcemente y después repitiéndolo muchas veces. El hombre la mira a ella sin expresión, la ve vestida de blanco como el día de su salida y poco a poco en sus ojos se enciende una luz nueva. Por entre sus labios logra pasar el nombre de su novia. Los dos se abrazan deshaciéndose en lágrimas.
Leena