domingo, 30 de diciembre de 2012

La pedida de mano

Al llegar a la iglesia estabamos empapados como patos, él mirándome a los ojos me preguntó suavemente: "¿Te casarías conmigo?" 
Yo no estaba preparada a tamaña pregunta. Hasta ese entonces había soñado con un futuro lleno de estudios, viajes e incluso como voluntaria en Africa.
Por eso me puse meditabunda  y balbuceando le dije que tenía que seguir estudiando  por muchos años más.
"No pasa nada -me contestó- te esperaré. Me gustaría celebrar nuestra boda en esta iglesia"
Después me dio un besito muy tierno en la mejilla fría y mojada y  me quedé sin devolvérselo, no estaba emocionada sino preocupada...

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