martes, 27 de septiembre de 2011

El lago Trasimeno




Lo miro y me habla este lago
con un idioma suyo.
Un lenguaje cada vez distinto
que sugiere muchos sentimientos.

De día, tranquilo,
plácido descansa,
quizá piensa...
¡Quizá sí el agua piensa!

A veces tan azul como el mar.

Cuando se cubre de manchas negras,
son las aves que han buscado y
allí encontrado su amparo más seguro

Cuando sopla el viento,
el lago se enfurece,
el agua se ennegrece,
y las olas se erizan como rizos blanquecinos que danzan.
Es como una amenaza, y mi alma se entristece.

Al ocaso, ¡un triunfo de colores!

Si es el amarillo el que domina,
todo el oro del mundo se cuela sobre el agua.
¡Qué esplendor!
¡Mi alma se ilumina!
Si de verdad Dios existe, es esto,
este amarillo esplendoroso que te llena el corazón de alegría

Si es rojo, Dios mío ¡qué precioso!
Las nubes se incendian,
el agua se tiñe de rojo vivo
y mi alma se llena de gozo por vivir
¡Qué bella es la vida!
¡Qué pena la muerte!

Y si a la hora del ocaso,
suavemente, silenciosamente
un barquichuelo de un pescador vuelve a la orilla
y deja una estela resplandeciente
se me enternece el corazón
Me pondría a llorar,
a llorar de ternura.
Lo amo este lago, porque es mi lago...

Porque es el espejo en el que me miro a mí misma.


Il lago Trasimeno

Lo guardo e mi parla questo lago
con un linguaggio suo
un linguaggio ogni volta diverso
che suggerisce molti sentimenti.

Di giorno, tranquillo,
placido riposa,
forse pensa….
Chissà se l’acqua pensa!

A volte è azzurro come il mare.
Quando si copre di macchie nere,
sono gli uccelli che hanno cercato
e lì trovato il loro riparo più sicuro.

Quando soffia il vento,
il lago si infuria,
l’acqua si annerisce,
e le onde si sollevano come riccioli bianchi che danzano,
è come una minaccia, e la mia anima si rattrista

Al tramonto, un trionfo di colori!

Se è il giallo che prevale,
tutto l’oro del mondo cola sull’acqua.
Che splendore!
La mia anima si illumina!
Se è vero che Dio esiste, è questo,
questo giallo splendente che ti riempie il cuore di allegria.

Se è rosso, Dio mio, che meraviglia!
Le nuvole si incendiano,
l’acqua si tinge di rosso vivo,
e la mia anima si riempie di gioia di vivere.
Quanto è bella la vita!
Che peccato che ci sia la morte!

E se all’ora del tramonto
soavemente, silenziosamente,
una barchetta di un pescatore torna alla riva,
e lascia una scia luccicante,
mi si intenerisce il cuore.

Mi metterei a piangere,
a piangere di tenerezza.
Lo amo questo lago, perché è il “mio” lago.

Perché è lo specchio in cui guardo me stessa.



ORNELLA BUSTI

No hay comentarios:

Publicar un comentario